Escrito por: Luis Villarejo, 11/04/2010
Unos ingenieros japoneses embutieron un día a Leo Messi en un traje de neopreno. Lo encerraron en una habitación amplia y diáfana. Y con el apoyo de rayos láser y la filmación de una cámara Phantom, capaz de captar 1.000 fotogramas por segundo, recrearon la textura perfecta del cuerpo de Leo.
El fútbol es la prolongación de la infancia. Por eso, las estrellas sueñan con anunciar las marcas que consumieron de niño. Leo Messi, ya en Rosario, iba a casa de su mejor amigo a disfrutar de la PlayStation. Messi es un figura en la consola. En manejarla. El último Pro Evolution Soccer 2010 lo rodó con la ilusión de un adolescente. Leo prestó su imagen mientras se divertía. Le pagaban bien, pero seguro que lo habría rodado gratis.
Los informáticos recrearon un sinfín de acciones individuales de Messi con el balón en juego. Leo se lo tomó muy en serio. Igual de perfeccionista que es en el campo lo es en la Play. Messi lo pasó pipa. Él dice que el muñeco del ordenador es mejor que el de carne y hueso. Pero uno comienza a tener sus dudas.
Sobre todo desde que Arséne Wenger le dijera que era más que un héroe fantástico. Konami, la multinacional del sector del entretenimiento lo sabe. Acababa de ganar la Champions League en Roma ante el Manchester United. Y justo dos días después, cuando todo el mundo salía raudo de vacaciones, él tuvo un rato de felicidad para convertirse en argumento de la informática.
Messi nunca falla. Al menos hasta el momento. En los grandes partidos siempre deja su tarjeta de visita. Iker le sacó ayer dos balones de oro, que hubieran puesto de nuevo la misma ventaja de cuatro tantos del año anterior. Es verdad que Messi cuenta con un socio ideal. Se llama Xavi y su pase interior es demoledor
El fútbol es la prolongación de la infancia. Por eso, las estrellas sueñan con anunciar las marcas que consumieron de niño. Leo Messi, ya en Rosario, iba a casa de su mejor amigo a disfrutar de la PlayStation. Messi es un figura en la consola. En manejarla. El último Pro Evolution Soccer 2010 lo rodó con la ilusión de un adolescente. Leo prestó su imagen mientras se divertía. Le pagaban bien, pero seguro que lo habría rodado gratis.
Los informáticos recrearon un sinfín de acciones individuales de Messi con el balón en juego. Leo se lo tomó muy en serio. Igual de perfeccionista que es en el campo lo es en la Play. Messi lo pasó pipa. Él dice que el muñeco del ordenador es mejor que el de carne y hueso. Pero uno comienza a tener sus dudas.
Sobre todo desde que Arséne Wenger le dijera que era más que un héroe fantástico. Konami, la multinacional del sector del entretenimiento lo sabe. Acababa de ganar la Champions League en Roma ante el Manchester United. Y justo dos días después, cuando todo el mundo salía raudo de vacaciones, él tuvo un rato de felicidad para convertirse en argumento de la informática.
Messi nunca falla. Al menos hasta el momento. En los grandes partidos siempre deja su tarjeta de visita. Iker le sacó ayer dos balones de oro, que hubieran puesto de nuevo la misma ventaja de cuatro tantos del año anterior. Es verdad que Messi cuenta con un socio ideal. Se llama Xavi y su pase interior es demoledor
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